Las fuertes lluvias provocan nuevas fugas de agua radiactiva en Fukushima:
La batalla para mantener bajo control la central atómica de Fukushima dañada por el tsunami
que arrasó la costa noreste de Japón en marzo de 2011 sufre un
contratiempo tras otro. Agua con altos niveles de radiación ha superado
las barreras de contención alrededor de los tanques de almacenamiento y
se ha filtrado al terreno, y posiblemente al mar, debido a las fuertes
lluvias registradas el domingo, según ha asegurado este lunes Tepco (Tokyo Electric Power), la compañía propietaria de la planta.
Tres de los seis reactores de la instalación sufrieron fusiones parciales y explosiones como consecuencia del tsunami, y Tepco utiliza para refrigerarlos agua que luego debe almacenar.
Ha construido alrededor de 1.000 tanques en la planta para guardar el
líquido, y pensaba bombear el agua de lluvia que entró en contacto con
superficies radiactivas a depósitos vacíos, analizarla y si no estaba
contaminada, soltarla al océano. Pero las precipitaciones superaron sus
cálculos. "Nuestras bombas no pudieron seguir el ritmo del agua de
lluvia, y como consecuencia se desbordó en algunas áreas de contención",
ha afirmado Yoshikazu Nagai, portavoz de Tepco, informa Reuters.
El líquido superó las barreras de hormigón en 12 de los 23 grupos de
tanques existentes. En uno de los casos, contenía estroncio 90 con un
nivel de radiactividad de 710 becquereles por litro, 71 veces más que el
límite permitido para que el agua sea considera segura para ser
liberada. El estroncio 90 se produce durante las reacciones nucleares; se acumula en los huesos y causa varios tipos de cánceres.
Además de gestionar el agua utilizada en el precario sistema de
refrigeración de los reactores, los técnicos tienen que hacer frente a
diario a centenares de toneladas de aguas subterráneas que fluyen a
través de la planta dañada, lo que ha cuestionado que la situación de la
central se encuentre realmente "bajo control" como asegura el primer ministro de Japón, Shinzo Abe.
Tepco ha afirmado que va a preparar 30 bombas adicionales y tender 10
nuevos kilómetros de tuberías para evitar una nueva fuga.
El último incidente registrado en la central de Fukushima, situada
220 kilómetros al norte de Tokio, pone de manifiesto la dificultad de
controlar la inmensa cantidad de agua radiactiva que debe ser almacenada
en grandes tanques hasta que es liberada de la radiación que toma
durante la refrigeración de los reactores y los problemas para el
desmantelamiento de la instalación, que se prevé que dure décadas. Los
meteorólogos han advertido que un tifón, probablemente con más lluvias
intensas, alcanzará Japón más adelante esta semana.
Las filtraciones del domingo son el último de una serie de reveses sufridos en la planta atómica. En agosto, 300 toneladas de agua muy radiactiva se filtraron desde un tanque,
y los expertos creen que se ha mezclado con aguas subterráneas que
fluyen hacia el mar. Anteriormente, Tepco se quedó sin suministro
eléctrico para enfriar las barras de combustible de uranio gastadas
después de que una rata causara un cortocircuito. Japón intensificó el
mes pasado los esfuerzos para colaborar en la resolución de la crisis, y
comprometió 500 millones de dólares (365 millones de euros) para ayudar a contener el agua contaminada.
Mientras los vertidos de agua radiactiva se suceden, las labores de
descontaminación no avanzan al ritmo esperado. La limpieza en algunas de
las poblaciones más afectadas alrededor de Fukushima se encuentra
retrasada respecto al calendario previsto, por lo que algunos vecinos
tendrán que esperar varios años más antes de poder regresar a sus
viviendas, según ha reconocido hoy el Gobierno, informa Associated
Press.
Responsables del Ministerio de Medio Ambiente aseguran que están
revisando el plan de descontaminación de seis de las 11 municipalidades
situadas en la zona de exclusión de la cual fueron evacuados los
habitantes después de que los reactores de la central sufrieran fusiones
parciales.
El programa original fijaba como fecha de finalización de los
trabajos de limpieza marzo del año que viene, pero el plazo será
extendido "uno, dos o tres años, aún no hemos decidido cuánto
exactamente", según ha asegurado Shigeyoshi Sato, responsable de
descontaminación en el ministerio. Sato ha justificado el retraso por
varias razones, entre ellas, la falta de espacio para depositar los
restos radiactivos. Algunos vecinos se han negado a que sean dejados en
sus barrios.
Más de dos años y medio después del desastre, las autoridades no han
permitido aún a nadie que regrese a vivir en la zona de exclusión,
aunque han dado luz verde a visitas de ida y vuelta en el día a
viviendas y negocios en algunos lugares tras los trabajos de limpieza
iniciales.
A pesar de los contratiempos, un grupo de expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica
que recorrió el área de Fukushima la semana pasada ha trasladado una
nota de optimismo y ha resaltado el avance efectuado por Japón desde su
anterior visita hace dos años. "La principal conclusión de la misión es
que Japón ha logrado un progreso importante", ha declarado este lunes el
jefe del equipo, Juan Carlos Lentijo, en rueda de prensa en Tokio,
informa Associated Press.
En el informe preliminar hecho público hoy, el grupo del organismo de
la ONU afirma que ha habido buen progreso en la recuperación del
terreno agrícola en algunas áreas y que los controles muestran que los
campos pueden producir comida con niveles de radiactividad inferiores a
los permitidos. El primer ministro, Shinzo Abe, ha repetido
continuamente que la situación se encuentra bajo control y que come
arroz de Fukushima a diario.
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