sábado, 1 de enero de 2011

La preocupación causa dolores lumbares




Uno de cada cuatro casos de lumbagia, un dolor que es la primera causa de incapacidad laboral en España, se explica por los pensamientos catastróficos que quien lo padece tiene de este tipo de lesiones.

Un estudio coordinado por el Instituto de Biomedicina de la Universidad de León para la Fundación Kovacs, especializada en la investigación de dolencias de la espalda, resalta la importancia de positivar el pensamiento de los pacientes para mejorar su tratamiento.

La investigación, publicada en una de las revistas con mayor importancia mundial del sector, Spine, supone su giro respecto a la perspectiva de los tratamientos clásicos de los dolores lumbares.

Desde diferentes puntos de España, cada grupo de investigadores ha reclutado pacientes y estudios científicos sobre el dolor lumbar para establecer cuál es el mejor tratamiento para esta dolencia.

En total, se analizaron los datos de 1.461 pacientes de toda España (con datos procedentes de Andalucía, Baleares, Madrid, Galicia y el País Vasco). Los resultados se compararon con otros similares procedentes del noreste de Europa. Lo primero que se encontraron los investigadores eran enfoques poco profesionales.

"Muchos de los tratamientos que se realizan hasta ahora no se basan en evidencias científicas, por lo que redundan en la eficacia y eficiencia de los mismos", resalta Jesús Seco, profesor de la Universidad de León y cooridandor de una red de investigadores en línea que han trabajado en la investigación.

Esta situación, claro, no reporta muchos beneficios al paciente. "Es como si para tratar dolor de cabeza propusiéramos beber leche de burra", resalta a DiCYT el científico.

A través de la regresión de cuestionarios específicos sobre el dolor lumbar entregados a los pacientes, los expertos observaron que muchos manifestaban un pensamiento catastrofista que incidía en la sensación del propio dolor.

Una cuarta parte de los pacientes consultados expresaba respuestas negativas como "me duele mucho" o "no puedo con esto". Los investigadores creen que detras de estas contestaciones hay un nicho para mejorar la eficacia y eficiencia del tratamiento.

"Si incidimos y positivizamos el pensamiento del paciente, mejoraría el tratamiento de una cuarta parte de la población", explica Jesús Seco. Sin embargo, este tipo de abordajes "no están muy extendidos" en la actualidad.

Los enfoques cognotivos-conductuales, como se denominan técnicamente, están destinados a tipo de dolor lumbar calificado con cinco en una escala de cero a diez y con una duración de más de tres meses.

Conviencia con el dolor

En el estudio, los científicos encontraron "una asociación muy fuerte entre los signos radiológicos y los tratamientos practicados y una relación directa entre la discapacidad y la percepción del estado por el propio paciente".

Estos datos eran esperados, pero había una circunstancia que sorprendió a los investigadores. "No esperábamos encontrar la mayor relación estadística entre los pensamientos catastrofistas y la sensación de discapacidad entre pacientes con dolor subagudo crónico".

Era la percepción subjetiva "la que impedía llevar a cabo sus capacidades" a este grupo de personas. Por este motivo, los expertos recomiendan "que el paciente conviva con su dolor de espalda en su actividad laboral, lúdica y social".

El trabajo tuvo en cuenta diferentes perfiles de pacientes, ya que también son diferentes las causas que originan una lumbagia. Así, se tuvo en cuenta factores como el sexo, la edad, los estudios, el número de consultas realizadas, criterios clínicos, enfermedades concomitantes, fármacos tomados, tratamiento no farmacológico, situación laboral y actividad diaria realizada por cada individuo.

En la actualidad, en el tratamiento del dolor lumbar, es habitual que el paciente reciba fármacos o use corsés para superar esta sensación. Sin embargo, "algunos de estos tratamientos no son eficaces o, incluso, directamente son ineficaces", explica Jesús Seco.

El especialista, director del Departamento de Fisiología y Radioterapia del campus de Ponferrada de la ULE, "lo realmente eficaz es la actividad física desde la segunda a la cuarta semana del dolor". Respecto al tratamiento farmacológico, el experto propone que la la medicación analgésica y antiinflamatoria esté pautada y no se realice a demanda.

"Por ejemplo, 650 miligramos de paracetamol cada seis horas, un ibuprofeno cada ocho al menos durante tres meses o relajantes cada seis horas durante ocho días". Sin embargo, el paciente suele caer en la automedicación, que proporciona beneficios inmediatos pero no alivian su dolor a largo plazo. "Esta automedicación no sigue una pauta, por lo que deja de ser eficaz".

Tratamientos conductuales y farmacológicos

La percepción que existe un componente psicológico que se debe abordar cuando un médico se enfrenta a un dolor de espalda crónico en un paciente se vio reforzada por los resultados obtenidos en Alemania y el Reino Unido en trabajos similares.

Al comparar los datos con los obtenidos por sus colegas del noreste de Europa, los investigadores españoles observaron que en esta zona del continente "la asistencia clínica es más eficiente" al incorporar este tipo de tratamientos conductuales y protocolos farmacológicos".

El dolor lumbar es producido generalmente por posturas inadecuadas de flexión de la espalda, como por ejemplo, al sentarse incorrectamente ante el ordenador o al ver la televisión.

Sucede entre un 14% de la población de la población de entre 26 y 44 años y se prolonga durante seis meses, según los datos proporcionados por el investigador. Entre trabajadores, la prevalencia se dispara hasta el 41% y es mayor entre aquellos que tienen que mantener una cierta postura durante un espacio de tiempo prolongado o realizan levantamiento de pesos.

Además, pueden estar relacionado con diferentes factores concomitantes como los dolores reumáticos, el dolor nervioso, una hernia discal, ancedentes de cáncer u osteoporosis.

Fuente:Meneame






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