Bagua: memoria y futuro:
Por: César Levano
Se cumple hoy un año de la tragedia de Bagua, provocada por una orden irracional del poder político. El presidente Alan García siente sin duda el peso de su culpa. Por eso persiste en su afán de eludir la verdad y de culpar y ofender a los nativos, y en condolerse sólo por la muerte de los 23 policías caídos en el curso de una violencia que su gobierno desató.
La verdad está cada vez más clara, sin embargo. Ayer, en una entrevista complaciente con su compañero César Campos, Mercedes Cabanillas trató de eludir su responsabilidad como ministra del Interior en ese momento. Una vez más, descargó en la policía el peso de la tragedia: “Fue una operación netamente policial”, afirmó.
Campos le preguntó: “¿Su ministerio no tenía un rol de primera línea en el tema?”. La respuesta, asombrosamente escamoteadora, fue: “Vamos por partes. El problema no surgió del ministerio del Interior o la policía. Salió de las impugnaciones a un paquete de decretos legislativos”.
Una vez más, la culpa la tienen, según la dirigenta aprista, los pobladores amazónicos por reclamar que se respeten sus derechos. El compañero periodista no planteó la réplica obligada: “No le he preguntado sobre el origen del problema, sino sobre su papel personal en el caso”.
Pero la verdad se abre paso con la fuerza de lo real. El testimonio de un sobreviviente awajún, traducido del idioma nativo, que Ideele publica en su edición reciente, expresa:
“Cuando venían los policías ambos nos hemos encontrado, hemos cruzado nuestras lanzas para que ellos no avanzaran. Nosotros los empujábamos a ellos, y los que venían atrás lanzaban piedras. Iban retrocediendo cuando de un costado salió un disparo.
Ellos son los que dispararon. El que disparaba del lado izquierdo fue el que hirió a nuestro compañero. Entonces pensé que ya nos exterminaban; disparaban mucho. Y todos dijimos: ‘No nos queda otra alternativa, hay que pelear’, y nos hemos metido hacia ellos. Ahí cada uno por uno nos hemos agarrado con la policía, unos se revolcaban, a otros les arrebataban las armas. Como estábamos tan cerca nos hemos agarrado uno por uno; ahí es donde viene el desorden”.
“Después hemos atacado con sus propias armas a los policías, hemos arrebatado y con esas mismas hemos disparado. Entonces nosotros que somos licenciados hemos cogido las armas y hemos disparado”.
La publicación incluye fragmentos de una entrevista de la Comisión oficial con un indígena herido en la Curva del Diablo, y que declara que desde el helicóptero que intervino se disparaba con metralleta. El artillero, asegurado con correas a la puerta del helicóptero, después de disparar ráfagas, fue abatido de un tiro.
La ex ministra Cabanillas, dice Ideele, ha omitido este gravísimo hecho. El régimen tiene mucho que callar.
La verdad está cada vez más clara, sin embargo. Ayer, en una entrevista complaciente con su compañero César Campos, Mercedes Cabanillas trató de eludir su responsabilidad como ministra del Interior en ese momento. Una vez más, descargó en la policía el peso de la tragedia: “Fue una operación netamente policial”, afirmó.
Campos le preguntó: “¿Su ministerio no tenía un rol de primera línea en el tema?”. La respuesta, asombrosamente escamoteadora, fue: “Vamos por partes. El problema no surgió del ministerio del Interior o la policía. Salió de las impugnaciones a un paquete de decretos legislativos”.
Una vez más, la culpa la tienen, según la dirigenta aprista, los pobladores amazónicos por reclamar que se respeten sus derechos. El compañero periodista no planteó la réplica obligada: “No le he preguntado sobre el origen del problema, sino sobre su papel personal en el caso”.
Pero la verdad se abre paso con la fuerza de lo real. El testimonio de un sobreviviente awajún, traducido del idioma nativo, que Ideele publica en su edición reciente, expresa:
“Cuando venían los policías ambos nos hemos encontrado, hemos cruzado nuestras lanzas para que ellos no avanzaran. Nosotros los empujábamos a ellos, y los que venían atrás lanzaban piedras. Iban retrocediendo cuando de un costado salió un disparo.
Ellos son los que dispararon. El que disparaba del lado izquierdo fue el que hirió a nuestro compañero. Entonces pensé que ya nos exterminaban; disparaban mucho. Y todos dijimos: ‘No nos queda otra alternativa, hay que pelear’, y nos hemos metido hacia ellos. Ahí cada uno por uno nos hemos agarrado con la policía, unos se revolcaban, a otros les arrebataban las armas. Como estábamos tan cerca nos hemos agarrado uno por uno; ahí es donde viene el desorden”.
“Después hemos atacado con sus propias armas a los policías, hemos arrebatado y con esas mismas hemos disparado. Entonces nosotros que somos licenciados hemos cogido las armas y hemos disparado”.
La publicación incluye fragmentos de una entrevista de la Comisión oficial con un indígena herido en la Curva del Diablo, y que declara que desde el helicóptero que intervino se disparaba con metralleta. El artillero, asegurado con correas a la puerta del helicóptero, después de disparar ráfagas, fue abatido de un tiro.
La ex ministra Cabanillas, dice Ideele, ha omitido este gravísimo hecho. El régimen tiene mucho que callar.
Fuente: La Primera (05/06/2010)
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